martes, 7 de noviembre de 2017

Autoconocimiento y crecimiento personal

"La Persona que no es 100% feliz, es 100% manipulable"

Somos absolutamente responsables de todo lo que nos sucede en la vida, lo mejor y lo peor.
Porque cada cosa que pensamos está creando nuestro futuro, es decir cada uno de nosotros crea sus experiencias con lo que piensa y siente, Cuando hay paz, armonía y equilibrio en nuestra mente se refleja en nuestra vida, que permite fluir con la energía de la propia vida. Las enfermedades no son sino una manifestación concreta de estados anímicos.
Desde que nacimos, la Sociedad nos fue cortando nuestra natural libertad y espontaneidad, para imponernos conductas y formas de pensar acordes a lo que a alguien se le ocurrió que "así debe ser". "Esto no se dice, eso no se hace, eso no se toca". Según lo expresa Serrat. Más que a pensar se nos ha enseñado a consumir (y mal). Más que a disfrutar de la vida se nos ha enseñado a encontrar siempre algún motivo para quejarnos y hasta el mismo tango suele ser una queja hecha canción: "Que el mundo fue y será una porquería. "Ya lo sé" y "el que no llora, no mama". Tanto nos quejamos que nuestro cuerpo se acostumbra  y  también lo hace a través de muchas enfermedades.
Para ayudar a tratar las causas de éstas, no siempre alcanza con dietas, terapias corporales y medicamentos sean naturales o no.
Todos los tratamientos son útiles y necesario, pero no reemplaza lo que la persona puede hacer por si misma para aprender a vivir, a romper lazos que la atan, que la programan y robotizan, luego de descubrirlos.
El no convivir con la realidad sino con las expectativas que nos habíamos formado sobre ellas se conoce como estrés; el no disfrutar del camino sino sólo de los objetivos que a veces se consiguen y a veces no, nos conduce tarde o temprano a la frustración; el amar con posesión, condicionamientos y miedo a perder al ser u objeto amado, hace que ese amor tenga poco vuelo y termine siendo agobiante; el tenerle miedo a la muerte o al sufrimiento, hace que no podamos sacarle el juga a la vida; el tener cerrados los ojos del alma hace que nos detengamos en las dificultades y no aprendamos que todo lo negativo tiene encerrado mucho de positivo y que podemos crecer también a través de ello.